domingo, 25 de junio de 2017

Momentos perdidos


Dejé de escribir porque descubrí que sólo lo hago para quejarme de esta vida que me tocó vivir. Dejé de escribir porque escuché que la gente decía que era demasiado quejumbroso. Dejé de escribir porque pensé que tenía que vivir para poder volver a hacerlo. Tener un tema para escribir. Dejé de escribir porque pensé que era un cerdo sin talento (y tal vez lo sea). Dejé de escribir porque pensé que la gente no tendría ojos para lo que tengo que decir. Dejé de escribir sobre todo porque pensé que mi momento está perdido. Todavía lo creo. Desperté con la idea total y completa de que mi momento en este mundo, en esta actividad está fuera de mi alcance.

Pero todos, incluyéndome a mí, pueden irse a la chingada.

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